viernes, 29 de febrero de 2008

La importancia del juego en Preescolar


LA IMPORTANCIA DEL JUEGO


¿Ha cambiado algo en la sociedad y en la niñez en los últimos años que haya afectado al juego? ¿Existe realmente motivo para preocuparse y, si es así, qué pueden hacer al respecto los adultos que se preocupan por los niños? ¿Por qué es importante el juego?

El juego es vital en muchos aspectos del desarrollo social, emocional e intelectual de los niños y en el aprendizaje académico. Es uno de los vehículos más poderosos que tienen los niños para probar y aprender bien nuevas habilidades, conceptos y experiencias. El juego puede ayudar a los niños a desarrollar el conocimiento que necesitan para conectarse de manera significativa con los desafíos que encuentran en la escuela, por ejemplo, el aprendizaje de la alfabetización, matemática y ciencias, así como aprender a interactuar positivamente con otros. El juego también contribuye al modo en ue los niños se ven a sí mismos como aprendices.

Mientras juegan, resuelven problemas confusos y perturbadores de índole social, emocional e intelectual. Encuentran nuevas soluciones e ideas y experimentan el sentido del poder que surge de tener control y de imaginar cosas por sí solos (algo que los niños suelen no lograr en la vida real). Esto los ayuda desarrollar una actitud positiva hacia el aprendizaje: descubrir como funcionan algunos problemas interesantes y a resolverlos de manera creativa. El juego es un proceso dinámico y diverso continuo.

El juego individual de cada niño evoluciona y cambia a medida que el niño madura y adquiere experiencia y destreza. El juego también varía entre los niños de acuerdo a la edad, las experiencias (que les brindan el contenido para usar en el juego), el ambiente familiar y grupo cultural, y la disposición individual.

…”El juego es la vida misma para las niñas y niños en cuanto hay un componente de disfrute y displacer que lo acompaña e involucra a los otros y otras” Sánchez Blanco, 1998.

El juego no se puede considerar una actividad habitual que instruimos desde la escuela como si de un patrón se tratara.

Huizinga (1998) considera que el juego puede ser una actividad seria, que el niño que juega sabe que juega, pero que lo hace por gusto y diversión, por lo que la actividad continúa manteniendo el carácter lúdico.

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